1.- Chirridos en la noche
¿Cómo lo noto? Falta de presión en el circuito de la dirección: volante duro. Falta de caudal en la bomba de agua y consiguiente sobrecalentamiento. Agotamiento de la batería. Pérdida de todos los sistemas si la correa se termina por romper.
¿Qué ocurre? La correa de servicio patina en alguno de los elementos que hace girar: alternador, bomba de agua o bomba de la dirección. El frío la endurece y deja de transmitir la fuerza necesaria a los sistemas accesorios del coche. Si termina por romperse, el cuentarrevoluciones se irá al cero y empezarás a tener problemas en cadena.
¿Qué hacer? La correa de servicio o Poli-V es algo tan barato que merece la pena cambiarla nada más empiece a chirriar. Si te fijas en las cunetas de la carretera, empezarás a verlas como si fueran culebras: cada una ha supuesto un disgusto. Garantizado.
2.- Mi coche de gasolina suena como si fuera Diesel
¿Cómo lo noto? Al arrancar y al ralentí, el coche suena como si fuera la máquina de coser de tu abuelita. Algo así como pequeños aplausos provenientes del interior.
¿Qué ocurre? Se llama detonación y sucede cuando el ritmo entre el cierre y apertura de válvulas y el movimiento de los cilindros se pierde y todo se sale de madre.
¿Qué hacer? No deberías tardar en acercarte al taller. Si la gasolina explota antes de tiempo o las válvulas se cierran cuando no deben, pueden llegar a doblarse y entonces no cerrar herméticamente. Visita el taller rápidamente y no sometas al coche a grandes cargas.
3.- Cuando cambio el sentido, suena Mayumana en el exterior
¿Cómo lo noto? Al salir de un cruce en ángulo recto, maniobrar o cambiar el sentido con el volante girado a tope, suena una especie de carraca.
¿Qué ocurre? Muy cerca de las ruedas delanteras de los coches de tracción, se encuentran los palieres o crucetas. Éste complicadísimo elemento mecánico consiguió desterrar a los coches de propulsión, porque es capaz de transmitir potencia, sujetar la rueda y además girar hacia los lados o de arriba a abajo. Para funcionar, va encapsulado y relleno de grasa. Si se rompe su funda, la grasa se pierde y empieza a sonar.
¿Qué hacer? No te vas a matar ni vas perder las ruedas, pero en la ITV te echarán el coche para atrás nada más vean que el guardapolvos (así se llama su funda de goma), esté rajado o se haya perdido. Cuando empiece a sonar, vete pensando en pasar por talleres.
4.- El muro de sonido a lo Phil Spector
¿Cómo lo noto? Al ir ganando velocidad, un sonido de origen inclasificable se va a apoderando del interior del coche. Primero supera al de las ruedas, luego al del aire, también al del motor y por último, pondrá tu cabeza a punto de estallar.
¿Qué ocurre? Casi con total seguridad un rodamiento ha dejado de funcionar como debe. Esta pieza permite que las ruedas giren con suavidad al mismo tiempo que se encuentran firmemente atadas a los ejes. Para hacerlo, tienen en su interior unas pequeñas bolitas o rodamientos que tienen que estar perfectamente alineadas. Si no lo hacen o si alguna incluso se ha perdido, comienza el festival.
¿Qué hacer? El ruido no irá a menos y además, lo que es más peligroso, puede ocultar otros ruidos que sí tengan más importancia. Sustituir un rodamiento estropeado es una cuestión de decenas de euros. Por tu salud mental, haz el favor de cambiarlo.
5.- Mi motor suena como un par de zapatillas en la lavadora
¿Cómo lo noto? Ningún testigo del cuadro te avisará, la temperatura permanecerá estable… todo normal. Pero de repente, el motor empieza a sonar en lugar de armonioso en tonos medios, bronco y grave.
¿Qué ocurre? En el motor hay una pieza larga y pesada que se encarga de transformar el movimiento lineal de los cilindros,en circular para poder transmitirlo a las ruedas. Se llama cigüeñal, sufre grandes esfuerzos y gira a gran velocidad, por lo que ha de estar perfectamente equilibrado. Si no lo está, genera movimientos parásitos y en el peor de los casos, puede romper o abandonar alguno de sus soportes: los casquillos.
¿Qué hacer? Observa a tu alrededor, busca un sitio donde pararte y lo antes posible, echa un poco de sangre fría y retira la marcha que tengas engranada. Detén el motor nada más te pares, señaliza y llama a la grúa: probablemente te hayas cargado el motor.
6.- Metal contra metal no mola nada
¿Cómo lo noto? Al pisar el freno, sobre todo maniobrando o bajas velocidades, un sonido de roce extremo proviene de las ruedas.
¿Qué ocurre? Para que el coche frene, hay dos elementos que han de abrazarse: el disco y las pastillas. El primero es más duro que el segundo. Y las pastillas se desgastan, bajo su cobertura hay otro trozo de duro hierro. ¿Hierro contra hierro? Mal asunto y sobre todo, no hay capacidad de frenado.
¿Qué hacer? Es fácil observar si las pastillas están o las has hecho fosfatina. Puedes valerte del móvil, hacer una foto dentro de los brazos de la llanta o incluso con su propia linterna. Si en lugar de una especie de onzas de chocolate, sólo observas el disco, amigo, tienes que ir a cambiarlas porque lo caro del conjunto es el disco, no las pastillas. Y hasta que lo hagas, frena suave, anticípate y usa el cambio de marchas como freno motor.
7.- Hay gatos encerrados en los extremos del coche
¿Cómo lo noto? A baja velocidad y en un ambiente silencioso, por ejemplo el de un parking, algo parecido a un somier viejo suena en el exterior.
¿Qué sucede? Los amortiguadores son unos elementos oscilantes que contienen los movimientos verticales de la carrocería. Para preservarlos de la suciedad se encuentran encapsulados en unas fundas de plástico o metal. Cuando se secan, gruñen como si fueran muelles viejos.
¿Qué hacer? Tranquilo. El ruido en cuestión puede ser fuente de todo tipo de chistes sobre usos alternativos del automóvil, pero no hay problema. Observa si gotean o están mojados. Sólo en ese momento, has de pensar en sustituirlos.
Fuente: es.cars.yahoo.com